Dentro del sector sanitario lo que llamamos «la marca», el posicionamiento de marca, el nombre que hay detrás del servicio, parece menos relevante porque se relega su éxito a elementos como la calidad percibida por el personal sanitario o los resultados.
Sin embargo, no podemos olvidar que, tal y como ocurría con la moda en los 80, la marca (la imagen de marca) también es importante y puede ser una herramienta más para mejorar nuestra imagen y darnos a conocer.
Esa herramienta, la de la marca, es la que hace falta desarrollar dentro del sector sanitario más allá de lo que se ha hecho hasta ahora, y el aumento de la oferta (tanto en el sector privado, como en el público) es una buena razón para ello.
En un escenario globalizado y pletórico como el que vivimos, distinguirse del resto para que el paciente elija tu servicio es una cuestión de primer orden.
Lejos de esa creencia de que la marca es solamente un logo, un dibujo, una imagen, una marca, una buena marca, es un generador de emociones que se asocian al trato recibido, a la con- fianza, a la empatía, &c., cuestiones intangibles pero, como todo buen profesional de la salud sabe, también imprescindibles.
Pero aún teniendo todas las piezas para construir una buena imagen de marca (calidad, servicios, personal cualificado, confianza…) hace falta unirlas todas de forma que seamos capaces de contar de una forma sencilla y cercana todo lo que nuestros hospitales pueden ofrecer.
Ese hilo conductor puede ser la campaña publicitaria, sin que este sea el único camino. Menos frecuente en el sector público, la campaña publicitaria se sustituye por acciones de menor corte como la educación del paciente.