Supongo que a estas alturas todos empezamos a pensar en esas vacaciones tan necesarias para recargar energía. Y la lectura es una de esas actividades que nos ayudan a evadirnos y desconectar del mundanal ruido y tragedias recientes.
En estos momentos es cuando reflexiono qué libro llevar en mi maleta, ¿debo leer un libro que me aporte en mi carrera para ampliar mis conocimientos o una novela que no tenga nada que ver con mi día a día? Mi pepito grillo me susurra “deberías ponerte al día y leer esos best-sellers que tratan sobre desarrollo profesional que tienes pendientes porque nunca tienes tiempo.”
Todos nos hemos encontrado alguna vez en esta situación, ¿no?
Innovación sanitaria y ciencia ficción
Las técnicas reproductivas descritas en mundo feliz» de Aldous Huxley , los implantes cerebrales para el tratamiento de trastornos convulsivos en «El hombre terminal» de Michael Crichton y el uso de escáneres de cuerpo completo en la serie de televisión «Star Trek» son anteriores a aplicaciones similares en el mundo real.
Una de las posibilidades remotas de la biotecnología, la clonación de mamíferos, se exploró en muchas películas y libros antes de la llegada de la oveja Dolly.
Y cómo olvidar que la técnica innovadora inicial utilizada para impulsar la división celular, la aplicación de corriente eléctrica, fue el proceso que utilizó el Dr. Frankenstein para dar vida a su criatura.
Si tengo que elegir un autor que me haya marcado es duda Isaac Asimov, mi referente por excelencia. Sus ideas sobre el mundo del futuro con sus célebres teorías y sus 3 leyes sobre la robótica. Observando cómo viven los humanos, y describiendo cómo vivirán tales máquinas en el universo habitable del futuro.
Está claro que la ciencia ficción es anticipadora de posibles innovaciones médicas.
¿Cómo puede ayudarnos la ciencia ficción a entender mejor a nuestros pacientes?
La ciencia ficción también representa los miedos de la sociedad, así como, las aspiraciones y los desafíos de ésta.
Este género nos ofrece una especie de guía de cómo los seres humanos reaccionan al cambio. Y una de las cosas que sabemos de la industria sanitaria es que ésta nada en un mar de cambios, imagina posibilidades, y además se atreve a explorar los lados más oscuros de esas nuevas posibilidades.
No puedo evitar recordar cuando hace unos años una pandemia mundial, nos parecía precisamente eso … ciencia ficción.
La sociedad tiene expectativas con respecto al cuidado de la salud, derivadas de sus deseos de tener una atención médica más rápida y menos dolorosa. Los pacientes desean medicinas y métodos milagrosos que les quiten todos los males que tienen en su cuerpo.
Pero los cambios provocan miedos, y el más claro y reciente ejemplo lo tenemos con la vacuna COVID.
Para los médicos y científicos, esta literatura puede ofrecer información útil sobre posibles desarrollos científicos y, quizás lo que es más importante, sobre los posibles inconvenientes de tales avances y la posible reacción de la sociedad.
Marketing en salud y ciencia ficción
Para el experto de marketing de la salud la ciencia ficción tiene mucha más relevancia en nuestra vida profesional de lo que el resto de la sociedad piensa.
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Ellos son uno de los encargados de detectar y anticipar las necesidades del mercado, y desarrollar junto con el resto de profesionales sanitarios esos productos o servicios que cubran esa oportunidad.
De hecho, la especialidad del neuromarketing une el marketing y la ciencia, es la llave de nuestra «lógica para la compra», es decir, los pensamientos, sentimientos y deseos subconscientes que mueven nuestras decisiones a la hora de hacer una adquisición. Esto hasta hace poco parecía ciencia ficción.
Aunque en el sector sanitario aún no está muy desarrollado, el neuromarketing es clave para detectar también el comportamiento del paciente.
En su libro Buyology, Martin Lindstrom explica los descubrimientos realizados en un experimento científico, en el que detectó los estímulos que afectan a cada parte del cerebro humano y cómo afectan nuestro comportamiento de consumo diario.
